Lo Último

El Bebeleche transforma la vida de jóvenes, impulsando su desarrollo personal

                                                                                

 Para muchos adolescentes duranguenses, el Museo Bebeleche no ha sido solo un lugar para prestar su servicio social, sino un refugio, un espacio de descubrimiento personal y una ventana hacia el futuro. Así lo comparten jóvenes y padres de familia que vivieron de cerca esta experiencia, agradeciendo al gobernador Esteban Villegas, a su esposa Marisol Rosso, presidenta del DIF Estatal, y al Director Alfredo Andrade Gallegos por permitir que tantos corazones jóvenes florezcan.

 “Antes no sabía bien qué quería estudiar; ahora quiero ser abogada”, contó Abigail Ramos, quien se integró como guía educativa tras una visita a su escuela. “Esta beca no solo me ayudó a moverme y a comer, me cambió. Aquí aprendí a trabajar en equipo, a sembrar una semilla en cada niño. Me he dado cuenta que tengo habilidades para liderar, y eso me llena de vida”, expresó con gratitud.

 Diego Iván Rosales, estudiante del CBTIS 130, enfrentaba depresión antes de llegar al museo. “Me levantaba sin ganas… y esto me ayudó. Aquí me distraje, me relacioné con niños y compañeros, descubrí la paciencia. Ahora soy alguien más alegre, más fuerte”, confesó emocionado. Recordó especialmente el Día del Niño, cuando atendieron a más de mil personas: “Fue agotador, pero también inolvidable”.                                                                              

 Desde casa, las familias han sido testigos del cambio. “Mi hija no salía del cuarto después de la pandemia, era tímida, callada… y el Bebeleche la transformó”, compartió Miriam Ferrales, mamá de Luisa Georgina. “Hoy se expresa, tiene amigos, participa en eventos. Como madre, no tengo palabras para agradecer lo que hicieron por ella”.

 Yazmín Caldera, madre de Valeria, también notó un giro en su hija: “Pasó de ser seria a ser creativa, empática. En el museo se atrevió a bailar, a hablar en público. Ya no quiere ser nutrióloga, quiere ser maestra. Aquí encontró su vocación y fortaleció su autoestima”, relató. “Lo que pasa en el Bebeleche es extraordinario. Les abre el panorama a nuestros hijos”.

 Luis Pineda, padre de dos jóvenes guías, destacó que sus hijos aprendieron a hablar con claridad, a relacionarse con niños y adultos. “Este museo es más que juegos, es una escuela de vida. Mi hija fue coordinadora de guías, y mi hijo dejó de ser tan serio. Hoy, son jóvenes seguros de sí mismos, con valores”, dijo convencido.

 Para Ana Robles, mamá de Diego Iván, la transformación fue radical. “Mi hijo venía triste tras la pandemia, y en el Bebeleche volvió a florecer. Se encontró a sí mismo, hizo amigos, recuperó la confianza. Como mamá, no hay mayor alegría que ver a tu hijo sonreír de nuevo”, afirmó conmovida. “Gracias al gobernador, a Marisol y al director del museo por abrirles este camino”.

Al cierre del programa, las familias coincidieron: el Bebeleche no solo forma guías, forma ciudadanos. “Es una inversión en nuestros hijos, en su estabilidad emocional y en su futuro”, dijo Eleazar Ramos. “Aquí no solo aprenden a hablar o a explicar una sala. Aprenden a ser humanos, a soñar, a confiar. Y eso, no se olvida nunca”.

No hay comentarios.